El objetivo de la reunión, en palabras textuales del Salón, era profundizar en los logros y las necesidades de este sector emergente, que ha pasado de la invisibilidad a representar el 19% de la producción editorial y que sin embargo no se siente reconocido.
Sara Moreno, Presidenta general del Libro, comenzó exponiendo sobre la mesa el panorama en el que nos encontramos. Aseveró que hoy día se lee más, se lee mejor y se lee diferente, y que de esto tiene bastante culpa el hecho de que, si no se aprende a leer, no se pueden utilizar adecuadamente las nuevas tecnologías.
Más tarde pasó a hablar de los numerosos galardones que premian esta literatura (el Premio Nacional, el Premio Lazarillo, el Cervantes Chico...) a pesar de los cuales, una autora como Montserrat del Amo, tras años y años de profesión, no sea ni la mitad de conocida por el público mayoritario que, por ejemplo, Pérez-Reverte. Eso también nos llevó a cuestionarnos por qué ningún miembro de la Real Academia de la Lengua es un autor de literatura infantil y juvenil a pesar de los muchos intentos porque fueran incluidos.
El siguiente punto a tratar, antes de abrir paso al debate, fue la absoluta invisibilidad del mundo de los ilustradores en nuestro país. Si bien hace poco Benjamin Lacombe copaba todos los medios con su visita a España (cosa que no deja de beneficiar enormemente al sector) los diseñadores y dibujantes nacionales se mantienen en el más estricto anonimato. Sara puso el evidente caso de Ana Juan, quien, a pesar de ser premio Nacional y de haber diseñado 18 veces la portada del New Yorker, no fue reeditada llegado el momento. Como pincelada final se apuntó la fuerza que los álbumes ilustrados estaban adquiriendo en los últimos tiempos.
Algo similar sucede con los autores nacionales: las editoriales publican muchísimos más proyectos extranjeros que nacionales y apenas exportamos. ¿Cómo es posible que a día de hoy, autores de la talla de Jordi Sierra i Fabra o Laura Gallego, cuyas obras se han traducido a casi una veintena de lenguas, no existan en el mundo anglosajón?
Por último se habló de la labor del Consejo general del libro. Como Sara definió: “una ONG de la literatura infantil y juvenil cuyos miembros trabajan sin descanso y sin ninguna retribución económica para seguir fomentando la lectura con proyectos tan especiales como el mismo Salón”, ya en su trigésimo quinta edición (que se dice pronto). Y apuntó que el panorama general mejoraría mucho si los propios docentes, durante su formación, tuvieran alguna asignatura dedicada exclusivamente a la literatura infantil y juvenil. No podría estar más de acuerdo.
El debate
Una vez terminaron de exponerse todos los puntos, tomamos la palabra el resto. Yo fui el primero en lanzarme a la piscina y hablar acerca de cuál era la situación actual de la literatura juvenil y de los dos grandes bloques que se habían formado, bien diferenciados, en los últimos años. Por un lado está la franja de edad de 11-13 (middle grade) y después la de 14 en adelante (que podría considerarse, en la mayoría de los casos, juvenil adulto o “YA”). Partiendo de esto, se demostraba que cada vez hay más adultos que se interesan por la literatura juvenil. Títulos como Los Juegos del Hambre y, anteriormente, Crepúsculo desdibujaban la frontera de la edad.
Otro punto que puse sobre la mesa fue el de cómo los autores y los lectores de literatura juvenil encontramos en internet el medio perfecto para hablar sobre estas novelas que no tienen cabida en los medios generalistas. De ahí pasé a explicar mi punto de vista acerca de cómo la falta de interés y de tiempo provoca que un amplio número de profesores y periodistas (no todos, por supuesto) sean tan ajenos a la literatura juvenil, ya no del último año, sino del último lustro. Mencioné cómo, aún a día de hoy, cuando es evidente que esta franja mueve miles de euros en el mundo entero y provoca verdaderos fenómenos, en algunos especiales sobre literatura juvenil que los medios generalistas dedican de vez en cuando en sus espacios, solo se habla de los clásicos como La isla del tesoro, Tom Sawyer, El señor de los anillos o, con suerte, de Harry Potter y Crepúsculo de una forma vaga y generalista.
Por último, y sin ningún atisbo de duda, aseguré ante su Alteza y quienes me escuchaban que la literatura juvenil de hoy en día SÍ ES una alternativa de ocio que puede competir perfectamente con el cine, la televisión y los videojuegos. Y que esto sería aún más evidente si contáramos con el apoyo general; si, igual que se le dedica un espacio en los periódicos a la cartelera, al fútbol y a las recomendaciones de libros adultos, también hubiera una para las novelas juveniles e infantiles, reseñadas por especialistas que conocen el mercado y las analizan con criterio.
Sí, hay muchos jóvenes que leen, muchísimos. No hace falta más que asistir a algunos eventos y encuentros con escritores para comprobarlo. Pero, sin duda, se leería más si se dejase de clasificar la lectura como algo friki, casi marginal; si fuese tan normal como ver una serie de televisión o jugar a un videojuego.
Hilando con este tema, Montserrat del Amo, una de las autoras de literatura infantil y juvenil más importante del país, enlazó con el tema de la prescripción en los colegios y cómo, a veces, parecía que el autor necesitaba escribir un tipo de novelas que sabía que la editorial le publicaría seguro y que no eran más que recetas médicas: libros para superar el miedo, libros para entender los conflictos armados, libros para decir no a las drogas... y que, en más ocasiones de los que se debería, se perdía la importancia de una buena historia, de unos personajes trabajados y una trama que enganche, a favor de estas necesidades que consideran reflejo del universo adolescente del momento. “Pues en estos casos”, dijo a modo de broma, “¡que los manden en la seguridad social!”. [Si te interesa el tema, no te pierdas el completo reportaje que publicamos en El Templo sobre PRESCRIPCIÓN].
La editora de Bruño, Isabel Carril, añadió al respecto que hay que encontrar un equilibrio entre ambos tipos de lectura y que ninguno de los dos debe faltar en el aula: las lecturas obligatorias, clásicos que los jóvenes han de conocer, y las lecturas de placer que hagan que los jóvenes se enganchen a la lectura y se conviertan en ávidos lectores. Si desde pequeños se les machaca con lecturas complicadas y no se les presentan otras alternativas es evidente que estos jóvenes terminarán aborreciendo los libros.
A todo esto, qué mal me sienta cuando escucho eso de “es que no me gustan los libros”. ¡Los libros! Como si TODOS fueran iguales. Como si se pudiera aborrecer LA MÚSICA o LA PINTURA. Se aborrecerá un tipo de música, un tipo de películas, un determinado estilo de dibujo, digo yo. Pero, ¿todo?
En respuesta al tema de que se compra más extranjero que nacional, apuntó como editora que es cierto que sale mucho más barato, pero que no se deja de luchar (y cada vez más) por los artistas españoles.
Otro eslabón fundamental para crear lectores eran las familias. Se ha demostrado que aquellos padres que inculcan el amor por los libros a sus hijos consiguen que, años después, estos adolescentes y jóvenes sigan siendo lectores. Para ello es fundamental leerles cuentos antes de irse a dormir, como apuntó Pilar Gallego, directora de CEGAL. En este punto se unió Javier Fierro, Subdirector del Centro Internacional del Libro F.G.S.R., para hacer hincapié en el valor de las bibliotecas y las librerías. Cómo, ambas desde sus respectivas posiciones, no sólo ofrecían libros a sus clientes, sino también un sinfín de eventos, encuentros y talleres con los que se habían reinventado. No hace falta más que ver la infinita labor de El dragón lector, Kirikú y la bruja o Liberespacio, (y eso solo en Madrid).
Conclusión
Como conclusión... no hay conclusión. Me gustaría que la hubiera, pero no la hay porque todavía queda mucho trabajo por delante. Un trabajo que debemos hacer entre todos: lectores, libreros, blogueros, escritores, editores, periodistas, políticos, padres, profesores... Porque, como dijo Montserrat del Amo, aunque nosotros vivamos en una burbuja -a veces más dorada, a veces más oscura-, queremos romper las fronteras y llegar a todo el mundo. Ya basta de considerar de segunda la literatura QUE FORMA LECTORES. Ya basta de pensar que la literatura juvenil “es como la adulta, pero sin sexo” (palabras escuchadas ayer a un político por el pasillo). Basta de cerrar los ojos ante las buenas cifras relacionadas con la lectura y añadir exclamaciones de más a las negativas.
Ojalá que el encuentro de ayer, del cual todos salimos muy contentos y motivados, haya servido para algo más que las fotos oficiales, las noticias y las crónicas de rigor. Ojalá dé sus frutos y nosotros los veamos.
Un saludo,Javier
Guau!!! muy interesante esta entrada!!! Y ojalá se cumpla lo que dices.
ResponderEliminarInteresantísima reflexión, muchas gracias por compartirla con nosotros. :) Tuvo que haber sido una experiencia increíble.
ResponderEliminarPor cierto, vergonzoso eso de “es como la adulta, pero sin sexo”. Así nos va...
Muy interesante todo lo que nos cuentas. Es cierto que para que un niño se aficione a la lectura, hay que darle ejemplo. Yo por ejemplo, empecé a leer porque mi madre lo hacía, y ahora mi hija lee y comparte conmigo la experiencia del blog. Con mi hijo aún sigo intentándolo, porque me dice que para que va a leerse Harry Potter si ya lo tiene en película ¬¬....
ResponderEliminar¿No se tocó el tema de los blogs?
Gracias por una crónica tan buena del evento.
Un besito ;)
Sí, también hablamos de cómo los blogs y las revistas de lit. juvenil se habían puesto de moda en internet.
ResponderEliminar¡Saludos!
Javier
Muy interesante la entrada, creo que todavía falta mucho por hacer para que la literatura juvenil sea más reconocida, en especial la española, aunque hay autores de fuera que escriben estupendamente bien, creo que todavía falta dar más oportunidades a los escritores de aquí =)
ResponderEliminarPues yo estoy deacuerdo en mucho de lo que comentas.
ResponderEliminarPor un lado yo adoro leer y he de decir que volví a leer hace unos años cuando cayó en mis manos una serie de novelas basa en una serie de TV que me apasionaba y gracias a eso volví a la lectura porque volví a recordar que divertido era.
Sin embargo los años en los qu eme alejé d ela lectura fueron precisamente mis años escolares (a excepción de Harry potter) ya que er auna obligación leer libros como "Alatriste". Y como le dije a mi profesora en aquella ocasión , obligar a alguien a quien lea una obra que no se corresponde con sus gustos ni le despierta el mas minimo interés va a hacer lo mismo que ponerla delante de una pelicula de 3h si no le gusta.
Cansarlo , aburrirlo y hacerlo uir de ello.
Hay que flexibilizar el tema en las aulas urgentemente , porque se enseña a que no te guste leer ya que solo se muestra un abanico de títulos muy pobre.
Y totalmente a favor de lo que comentabas , no es lógico que "Los Juegos del hambre" y otros se tengan que considerar novelas de segunda. Cuando una historia es buena , lo es.
Sinceramente, yo creo que si alguien tiene la culpa de que la literatura juvenil no se respete demasiado son las editoriales y los colegios. Las primeras, por no atreverse a publicar cosas nuevas que se salgan de lo estipulado, y los segundos, por mandar leer esos libros escritos con receta y los clásicos más soporíferos que encuentren que hacen que los jóvenes aborrezcan la lectura.
ResponderEliminar¡Saludos!
Me ha encantado tu reflexión, realmente es un tema al que le he estado dando vueltas ¿porqué la literatura infantil y juvenil española no llega al resto del mundo? En España tenemos libros buenísimos que podrían estar a la altura de estas sagas internacionalmente conocidas que tanto nos gustan.
ResponderEliminarY por otro lado: muchos niños le cogen manía a la lectura porqué en clase se les obliga a leer determinados libros que muchas veces no les gustan y terminan creyendo que todos son igual de aburridos.
Un beso!
Creo que de entrada habría que acabar con el debate de literatura infantil/juvenil/adulta, ya que da pie al binomio literatura de saldo/literatura seria. Tampoco comprendo, y esto lo digo como escritor, que un autor sea capaz de limitar su obra a un sector muy concreto, cuando, como en todas las artes, se debería innovar y no caer en el encasillamiento. El hecho de que el protagonista tenga diez años no quiere decir que la novela sea necesariamente infantil, pero persiste esa idea porque los propios autores se limitan a este respecto. Yo no diría, por ejemplo, que Harry Potter es literatura infantil; aparte de literatura para todos los públicos, me parece una obra extraordinaria.
ResponderEliminarEl problema es que a veces los lectores jóvenes se dejan guiar por modas consistentes en mala literatura (pienso, por ejemplo, en Crepúsculo, con su mensaje anticuado y su prosa simple), de modo que de cara a la galería la literatura juvenil o infantil parece mierda. Si las modas consistieran en leer a Salinger, Roald Dhal o a la propia Rowling, otro gallo cantaría.
Pero, como bien dices, el debate se resume al poco apoyo institucional que recibe la literatura infantil y juvenil, aunque no me gusten las etiquetas.
Siento la parrafada.
Un tema muy interesante y una situación que no solo se da en España, en Panamá es también notorio como los libros juveniles son ignorados por completo apesar de que solo entrar a las librerías nos damos del desarrollo que hay en este género literario, pero pienso que en parte de debe a que los grandes manejadores de la literatura en un país introdujeran a los colegios libros juveniles otro gallo cantaría.
ResponderEliminarPara prueba un boton, en las ferias del libro sin importar de que país sea solamente traen autores de alto renombre de libros clásicos y adultos, jamás verás a un autor de lit. juvenil ni mucho menos infantil y a eso precisamente me refiero, los libros para jóvenes solo lo promovemos los jóvenes, con blogs, quedadas, actividades, club de fans etcetera pero al final no es mucho lo que podemos hacer en un mundo controlado por el poder, poder que por supuesto no tenemos nosotros.
Muy buen análisis y definitivamente tu conclusion es certera, es un largo camino lo que nos queda por delante.
MUCHAS GRACIAS POR ESTA ENTRADA. Me han encantado los temas tratados y las no-conclusiones a las que se ha
ResponderEliminarllegado.
Mucho ánimo a ti y a todos los que escribís con el ánimo de que, por ejemplo, los adolescentes que van en el Metro no se dejen los tímpanos con el reproductor de música sino que se dejen los ojos en un libro, como hacemos otros muchos.
Un abrazo.
Muy muy muy interesante.
ResponderEliminarMe ha interesado mucho tu artículo sobretodo como dejas muy claro que los jóvenes leen: "Sí, hay muchos jóvenes que leen, muchísimos. No hace falta más que asistir a algunos eventos y encuentros con escritores para comprobarlo. Pero, sin duda, se leería más si se dejase de clasificar la lectura como algo friki, casi marginal; si fuese tan normal como ver una serie de televisión o jugar a un videojuego".
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha llamado la atención este comentario: se leería más si se dejase de clasificar la lectura como algo friki, casi marginal; si fuese tan normal como ver una serie de televisión o jugar a un videojuego. Y es cierto, porque mi hijo mayor, de 13 años, DEVORA los libros, y le hemos regalado por Reyes un libro electrónico que ha recibido con muchísima satisfacción. Pero no se lo ha contado a sus amigos; ellos han recibido Ipods, videojuegos, etc, y no quiere ser "el raro" del grupo. Esa mentalidad es la que hay que cambiar, en primer lugar desde los hogares.
ResponderEliminarHola, soy madre de tres niños pequeños (6, 4 y 2) y una lectora empedernida. Estoy totalmente de acuerdo con que la afición por la lectura se hereda. Creo que la mejor forma de aficionar a los niños a la lectura es que te vean leyendo, y te vean disfrutando con un libro. Yo adoro las bibliotecas y desde que el mayor tenía dos años o así los he llevado a todos a la sala infantil una vez a la semana. Para ellos era toda una aventura: primero merienda rica, para hacerlo más atractivo, y después a sacar libros, cada uno un cuento con su carnet (gracias bibliotecarias de Las Rozas por soportar nuestra pequeña algarabía). Ahora me piden ellos ir a la biblioteca. Por las noches mis hijos mayores (6 y 4) leen con nosotros y tenemos un gran premio preparado: en verano podrán leer solos en su cama, como mamá y papá. Y no sabes la ilusión que les hace. Creo que los que tienen miedo a la lectura son los adultos, no los niños. Lee o cuenta una buena historia a un niño y te pedirá que se la repitas hasta la saciedad.¡Ánimo, adultos, leed y leed para que lo hagan vuestros hijos!
ResponderEliminarMuy buen artículo Javi. Me alegra conocer la opinión de quienes están trabajando a diario casi en la sombra para fomentar la lectura entre los jóvenes y que no se les margine por sus elecciones.
ResponderEliminarMuy interesante Javier. Gracias por tus reflexiones. Y me apunto al carro de trabajar para que leer no se considere friki; cansarme de decir que los niños y los jóvenes leen, claro que sí; animar a los adultos a perder el miedo -o la pereza- a la lectura compartida; y a hablar de sexo en lo que escriba cuando la historia lo requiera ;-).
ResponderEliminarSaludos.
Hola,
ResponderEliminarante todo felicitarte por la página^^
Lo cierto es que te agradezco mucho que hayas hecho esta entrada, toda la información me ha ayudado mucho a hacerme una idea del verdadero panorama español.
Respecto a lo que decían de los profesores y los libros que dan, de las dos clases de libros, estoy completamente de acuerdo. Yo misma cuando era pequeña no aguantaba los libros del aula y miraba con envidia a quienes podían leer con gusto un libro en la biblioteca del colegio, y pensaba que eso no era para mí. Pero ahora mismo no paro de leer, gracias a que me dieron un libro que me atrapó, y lo hago porque me encanta. Me sabe mal que porque la gente crea que sólo hay una clase de libros deje de lado aquéllos que podrían atraparles.
Personalmente, creo que España está cegada por "el qué dirán" y que, en general, la gente no se lanza a explorar aquello que verdaderamente podría gustarle en particular, algo que debería defender cada uno porque es lo que en realidad nos identifica.
Saludos,
Elena.
Qué interesante. Hay mucho pasto para la reflexión y para el debate, sí señor. Por cierto, me gustó "conocerte" en la charla de Maite Carranza. ¡Aunque te me adelantaste con la pregunta sobre las voces narrativas mientras reunía valor para alzar la mano! Bueno, me dio la oportunidad de preguntar acerca de otro de los grandes temas: las barreras entre la literatura infantil, juvenil y adulta. Creo que es un tema que enlaza directamente con el problema de "invisibilidad" o la "denostación" de la LIJ, tan tristemente. A este respecto, me ha encantado el comentario número 9 de "alguien". Así que, muchísimo ánimo a todos los que trabajáis por la dignidad de la literatura, toda la literatura.
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