Hace unos meses, el equipo de
Dónde lees tú me pidió que escribiera un texto sobre los jóvenes y la lectura. Gracias por contar conmigo. Hoy mismo se ha publicado en su web y me gustaría compartirlo con vosotros.
Así comienza mi artículo titulado
Los jóvenes (sí) leemos...
Los jóvenes leemos. Incluso más que los adultos. Con más fervor, con más entusiasmo. Lo que pasa es que no nos gusta que nos vean o, simplemente, no nos apetece responder a las encuestas sobre el tema. A veces lo que ocurre es que no nos preguntan a nosotros, sino a gente mayor que cree conocernos.
Pero, como digo, los jóvenes leemos. Y mucho.
Esperando el autobús o a los amigos; a las puertas del Metro antes de salir de fiesta o en el andén, resguardados del frío y entre gritos y risas, a veces incluso entre botellones improvisados. A veces leemos sentados en unas escaleras o andando por la calle, esquivando farolas y personas con un sexto sentido, mientras que los otros cinco se afanan por descubrir un nuevo mundo.
También lo hacemos por la noche, resguardados del frío bajo la manta, con los auriculares puestos y la música a todo volumen. O con un ojo en el libro y el otro en Internet, donde compartimos nuestras citas favoritas y reacciones espontáneas. Los hay que aprovechamos trayectos en autobús o tren para apoyar la cabeza en el cristal y dejar que una novela nos robe el viaje y, a veces, hasta la parada.
Algunos somos expertos en ocultar el libro bajo la mesa cuando nuestra madre entra en la habitación y cree que estamos estudiando o en la cajonera del colegio mientras el profesor habla sobre matrices y revoluciones. Si nadie se chiva, diré que en ocasiones es mucho más entretenido.
Aunque nos cueste reconocerlo, hay ocasiones en las que también lloramos. Por las injusticias que les ocurren a los personajes, por los finales felices y también los tristes, porque nos sorprendemos de lo similares que son sus vidas a las nuestras. Porque nosotros sabemos de primera mano qué es que te rompan el corazón, te roben un beso o te traicionen por primera vez. Es importante llevar un boli y un papel, o el mismo móvil, para tomar nota de algo que nos guste; no en vano, también leemos para ligar, si se dan las circunstancias...
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