Me voy a dormir tras recibir, esta tarde, la terrible noticia de que Montserrat del Amo nos ha dejado. Quizás no os suene su nombre, pero probablemente sí que hayáis leído alguno de sus libros, como "La piedra de Toque". Aun así, creedme cuando os digo que para mí fue un privilegio haberla conocido, que nunca olvidaré su sonrisa, su energía al hablar, al contar historias y al reírse del presente y del pasado, al mirar al futuro; que todo lo que he aprendido de ella ha sido mucho y que nunca olvidaré esos cafés en su casa ni aquellas anécdotas sobre cómo domar a adolescentes desbocados en cualquier punta del mundo. Tampoco sus abrazos cada vez que me veía, ni esas manos huesudas y cálidas como pocas de las que se escapaban todas sus historias.
Es un honor, y lo digo con la humildad de quien aún le queda mucho por aprender para llegar a donde ella llegó, pertenecer al mundo de la literatura cuando personas como esta mujer han formado y seguirán formando parte de él. Gracias, Montserrat. Somos muchos, muchísimos, los que no te olvidaremos. Ni a ti, ni a todos los personajes e historias que nos has regalado. Gracias por abrir camino a los que venimos detrás. Descansa en paz y ya nos tomaremos el próximo café en otro momento, en otro lugar, en otras circunstancias.
En la foto, Montserrat y yo el día que nos conocimos, en el Salón del Libro, antes de charlar con la princesa, ahora reina, sobre Literatura. No recuerdo nada de lo que doña Letizia nos dijo aquel día, pero las risas que me pegué con Montserrat esa mañana no las olvidaré nunca.
Es un honor, y lo digo con la humildad de quien aún le queda mucho por aprender para llegar a donde ella llegó, pertenecer al mundo de la literatura cuando personas como esta mujer han formado y seguirán formando parte de él. Gracias, Montserrat. Somos muchos, muchísimos, los que no te olvidaremos. Ni a ti, ni a todos los personajes e historias que nos has regalado. Gracias por abrir camino a los que venimos detrás. Descansa en paz y ya nos tomaremos el próximo café en otro momento, en otro lugar, en otras circunstancias.
En la foto, Montserrat y yo el día que nos conocimos, en el Salón del Libro, antes de charlar con la princesa, ahora reina, sobre Literatura. No recuerdo nada de lo que doña Letizia nos dijo aquel día, pero las risas que me pegué con Montserrat esa mañana no las olvidaré nunca.