Espero que hayáis pasado un buen fin de semana, el mío ha sido de ABSOLUTO relax (que ya tocaba, jejeje). Lo he pasado saliendo por Madrid, leyendo y viendo películas en el cine, ¿acaso se puede pedir algo mejor?
Ayer fui a ver Celda 211... ¡¡Y ME ENCANTÓ!! Desde luego no es para estómagos sensibles, pero la trama es perfecta, la tensión te mantiene pegado al asiento durante las 2 horas que dura y los actores están que se salen. Para quienes no sepan de que va, sólo decir que cuenta la historia de un tio que, a punto de empezar a trabajar de carcelero, asiste en primera persona a un motín organizado por los hombres más peligrosos de la prisión. Para salvar su pellejo, tendrá que hacerse pasar por uno de ellos, convencerles y no perder de vista su objetivo principal: salir de allí con vida.
Como digo, la película es, en no pocas ocasiones, muy dura, pero lo más impactacte es lo real que resulta. No con poco tino se toca el tema de ETA y sus presos políticos, la mala disposición del gobierno a la hora de tratar temas relacionados con prisioneros y la negligencia absoluta de aquellos que ostentas los cargos de mayor responsabilidad en las distintas instituciones del país. Una dura crítica social que no dejará indiferente a nadie.
La segunda película de la que voy a hablar es mucho más familiar, más divertida y más colorida. Se trata de Planet 51, y para los pocos que no hayan oído hablar de ella, es la película de animación española más cara de la historia. Que se dice pronto. Miles de millones que han dado como resultado un filme desternillante para todas las edades (y esto es en serio, no como esas pelis aburridas, moralizantes y faltas de originalidad que aseguran que gustará a mayores y niños cuando está claro que no es así), repleto de humor y con una animación que te pone los pelos como escarpias.
La trama gira en torno a un humano que, tras años de exploración espacial, descubre un planeta que cree inhabitado y donde decide clavar su bandera americana... sin darse cuenta de que está estropeando el precioso jardín verde de una tranquila familia autóctona. Desde ese momento, el astronauta tendrá que aliarse con los únicos chavales que no le consideran un monstruo y lograr llegar a su nave espacial para regresar a la tierra... a ser posible, de una sola pieza.
Cuando me preguntan si me gustaría ver Cuentos de Bereth en película española siempre respondo lo mismo: lo veo complicado, pero en animación me encantaría; pues bien, esta película ratifica mis palabras. Cada vez tenemos menos que envidiar a los estudios de animación americanos.
Y eso es todo. Sé que el cine está muy caro últimamente, pero creedme si os digo que por películas como estas merece pagar _ , _*€. Os las recomiendo con creces.
¡Un saludo!
Javier
*Rellenar con el precio del cine más cercano :P!